Hay obras y hechos que por su excepcionalidad marcan un hito en la memoria colectiva del hombre. Héroes, son aquellos que saben nadar contracorriente y hacer de lo sencillo arte excepcional; una veintena de personas que saben mantenerse fieles al amor que profesan a la tierra que les dio la vida, y que les corresponde cada día con pequeños milagros sólo posibles a sus ojos.
En 1587 habitaban el pueblo 70 vecinos. En 1787 se indica que era una de las cinco villas que formaban la Obispalía, y que estuvo sujeta desde antiguo a la dignidad episcopal de Cuenca, cuando el 11 de abril de 1198 el Rey Alfonso VIII en Burgos la donó a San Julián Obispo de Cuenca hasta 1577.
